INSTITUCIÓN EDUCATIVA SIMÓN BOLÍVAR - POMACANCHI (ACOMAYO - CUSCO-PERÚ)

27 septiembre 2011

CONVERSACIONES CON EL POETA INDIO EFRAÍN MIRANDA

LIBRO: CONVERSACIONES CON EL POETA INDIO EFRAÍN MIRANDA
AUTOR: Mario Mayhua Quispe
EDITORIAL: Juan Gutemberg Editores Impresores E.I.R.L.
Primera Edición: 2011, Lima, 112 páginas.
No existe una tradición de libros de entrevista a poetas, escritores, artistas, ni en Puno ni en el Perú. El poeta Efraín Miranda es uno de los imprescindibles del altiplano puneño, junto a Carlos Oquendo de Amat y Gamaliel Churata (y en la línea de José María Arguedas); ahí estriba la novedad e importancia del trabajo realizado por el licenciado y profesor Mario Mayhua.

Efraín Miranda, nacido en San Antonio de Putina, departamento de Puno, el 2 de marzo de 1925, conoce y habla el Quechua, el Aymara y escribe en Castellano. Laboró, por más de 25 años, como Profesor en la zona aymara de Jachawinchoca, cerca de Ilave. Escribió los poemarios: MUERTE CERCANA (1954), CHOZA (1978), VIDA (1980), PADRE SOL (1998). Actualmente radica en Arequipa.
Conversaciones con el Poeta Indio EFRAÍN MIRANDA es también un homenaje a la integridad intelectual y a la integridad moral del Poeta Indio. En este libro, el autor formula y plantea las preguntas y Efraín Miranda responde con precisión, profundidad y originalidad.
EFRAÍN MIRANDA HABLA DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS
-¿Debemos entender que la escritura poética es por intuición? José María Arguedas no admitía que la Literatura se convierta en un oficio, sino que debía escribirse por necesidad. En cambio, Mario Vargas Llosa concibe que la escritura literaria tiene que ser resultado de la aplicación de técnicas, caso contrario se corre el riesgo de ser telúrico. ¿Es realmente suficiente que uno haya vivido en el mundo andino y así puede escribir buena poesía? Es que me resulta difícil admitir que solamente viendo y viviendo puede escribirse una buena poesía, una poesía que tiene un gran valor; para eso, me parece, se requiere el dominio de técnicas, ¿usted no lo ve así?
Las técnicas se van formando y uno va aprendiendo a esquematizar su poesía, según la necesidad, según el volumen y la atracción de ese volumen que uno comienza a percibir; entonces, con técnicas tales y cuales uno no puede llegar ahí; por tanto, tengo que formar, tengo que organizar mi lenguaje, tengo que organizar mi gramática, mi idioma, tengo que reorganizarlo con esa intención de poder captar más, más amplia y más realmente lo que he percibido a través de mis sentidos. Pienso que eso es intuición, no profesionalización, es intuición; el arte sobre todo es intuitivo, el arte por eso tiene mucho de adivinación, mucho de andar por donde no hay camino y de abrir caminos, ya lo dijo un poeta español. Yo encuentro una especie de virginismo en un libro y aparece otra intuición, entonces ese libro tiene otra forma también de virginismo, nuevo. Yo siento en esa forma la presentación, a la creación de la poesía o de cualquier forma de expresión artística. (p. 53).
-Eso mismo decía Arguedas, de que no hay perspectivas con el individualismo y la competencia personal, que eso nos va a conducir a la destrucción de la humanidad, que el único camino es el colectivismo, la vida comunitaria, eso que todavía lo practican los indios.
No conoce el Alocentrismo ¿ves?, no lo conoce. Mira, ¿cómo es la vida no? Cómo un hombre de la talla de Arguedas dejó eso, le dio pasión e interés al Alocentrismo, pero no lo enfocó… (p. 70).
-Quizá sea una limitación, del psicoanálisis, el individualizar y personificar a la Literatura.
Sí, pero un autor, todo autor, tiene que personificar a algo. Vallejo ha personificado una sociedad. José María Arguedas personifica a una sociedad. Efraín Miranda, ¿por qué no va a personificar otra sociedad? Personificar a una sociedad es lo difícil. Personificarse a sí mismo es fácil. Personificar a una sociedad, a una época, a un periodo de la historia, a un periodo de nuestra vida presente, yo creo que tiene mucha importancia. Eso hay que reconocerles a los grandes autores. (p. 95).
-Se ve el caso de Arguedas, que intentó amalgamar dos culturas, tratando de juntar las dos lenguas; por ejemplo, en su obra Agua hace una interesante composición sintáctica. Tentativa emprendida también por Gamaliel Churata en El Pez de Oro, en el que entremezcla castellano, quechua, aimara y latín. ¿Le parecen viables dichas posiciones, o habría otro camino para reflejar lo real y la realidad del indio y del Perú profundo?
Mientras los indios mismos, yo reconozco eso, no creen su propio alfabeto para escribir en su propio idioma, nadie desde afuera va a traerse un alfabeto, va a traerse sonidos, va a traerse, en fin, incluso hasta una Gramática Quechua. Lo que ha hecho Arguedas, lo que ha hecho Gamaliel Churata, son muy plausibles, ése es el esfuerzo del indigenismo, querer aproximar al indio hacia occidente y occidente que se aproxime hacia él. Ellos han cumplido una misión. Pero no estoy de acuerdo con que el castellano amestice también la escritura del idioma, sea amazónico, sea quechua, sea aimara, por eso yo no me atrevo. Como repito: no haré ni buscaré ninguna solución al problema lingüístico del quechua con el castellano, ni del aimara con el castellano. El idioma lo hemos conocido como dos idiomas ágrafos y orales, ahí quedan; yo no haré nada para convertirlos en legibles. (p. 97).

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