A la tierra de los hijos del sol. Al Cusco que vio surgir generaciones. Al Cusco de los Inkas, cuyas voces perviven en nosotros. A sus callecitas de piedra que se pierden en el tiempo. Y a sus hijos que hoy enarbolan ese sueño llamado Tawa Inti Suyu.
Al Qosqo inmortal, nuestro saludo en su mes jubilar.
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